Bibliotecas destruidas

Por GLADYS MABEL CONTRERAS
- LICENCIADA EN BIBLIOTECOLOGíA Y DOCUMENTACIóN.
Diario de Cuyo


El pasado mes de diciembre 2006 se presentó en el Auditorio de la Biblioteca Nacional el bibliotecólogo venezolano Fernando Báez, autoridad mundial en el campo de la historia de las bibliotecas e integrante de las diferentes comisiones de la UNESCO que investigaron la destrucción de las bibliotecas y museos en Irak, hechos sucedidos entre el 10 y el 14 de abril del 2003.
DIARIO DE CUYO en forma continua nos mantiene informados sobre esta guerra que genera no sólo la lamentable e irreparable pérdida humana sino que, además, fue causa de uno de los mayores bibliocausto y memoricidio de nuestra historia. Báez estuvo en Bagdad a pocos días de su invasión, por lo que pudo constatar in situ el despojo del Museo Arqueológico de Irak y el incendio de la Biblioteca Nacional de Bagdad y del Archivo Nacional, entre otros.Ambos organismos fueron saqueados por ladrones profesionales, lo que está ratificado por la aparición posterior de obras robadas en el mercado internacional de libros y documentos antiguos. Pero luego fueron incendiados intencionalmente para destruir sus contenidos, lo que está demostrado por las evidencias del uso de granadas de fósforo blanco en su incendio.La Biblioteca Nacional y los Archivos, tesoro inapreciable de documentos históricos otomanos, incluidos los papeles de la antigua monarquía iraquí, quedaron reducidos a cenizas.
También fueron víctima del fuego la Biblioteca Coránica, la del Ministerio del Patrimonio Religioso y las bibliotecas universitarias de Irak. Un sin número de libros desaparecieron en la toma de Bagdad.En cuanto a las obras, las pérdidas son variadas. Manuscritos con las primeras traducciones al árabe de Aristóteles, obras originales de Omar Khayyam, textos de literatura persa antigua, poemas sufíes, crónicas árabes, libros de autores universales. En la quema del Archivo Nacional se perdieron millones de documentos milenarios, de cartas legendarias, mapas de la lejana civilización pérsica.Es grave lo ocurrido, pero, sin duda, las bibliotecas y los archivos sufrieron mayor daño. El desastre de las bibliotecas es total, absoluto. Todo quedó reducido a una cascara calcinada dentro de la cual yace una espesa capa de cenizas de papel, papiro y pergamino.
Este experto manifestó en una entrevista: "El memoricidio se configura cuando se destruye la cultura, pues se está destruyendo la memoria. Y ésta se destruye para reconfigurar la identidad. En la cultura de la destrucción nada queda librado al azar. En ese escenario se queman libros, se saquean piezas de arte, se arrasa el patrimonio cultural de una sociedad con fines medulosamente planificados. Para la sociedad civil supone un trauma terrible la destrucción de sus bibliotecas. El primer efecto evidente es el miedo. El segundo, el pesimismo que introduce.Los biblioclastas saben que sin la destrucción de los libros y documentos la guerra está incompleta, porque no basta con la muerte física del adversario. También hay que desmoralizarlo. Sin destruir los libros no se termina de ganar la guerra.Argentina, como otros países de América Latina, no es ajena a este tipo de hechos. Con su propia historia de guerrillas, de golpes de Estado, etc. viviendo situaciones que originan la aniquilación de libros, del patrimonio cultural y la censura. Esto sumado a la ignorancia y negligencia de muchos dirigentes que tiran por tierra la cultura de un pueblo y restringen recursos a las instituciones que favorecen estas expresiones.
En palabras de Báez, "el patrimonio cultural impulsa un sentimiento de afirmación y pertenencia, puede afianzar o estimular la conciencia de identidad de los pueblos en su territorio, lo que permite resguardar acciones culturales propicias a la integración. Y como el patrimonio es, etimológicamente, "lo que recuerda al padre", el ataque contra el patrimonio enfrenta a una sociedad con su orfandad más contundente"."Cuando una nación no fomenta el desarrollo de sus bibliotecas, no sólo contribuye a fortalecer su atraso y a debilitar su identidad, sino que impide el fortalecimiento de valores de pertenencia. Por eso es que el actual descuido en que se encuentran las bibliotecas públicas, las bibliotecas rurales y las bibliotecas populares resulta tan contradictorio y perverso".La terrible imagen de la desaparición de libros nos acompaña a lo largo de la historia de la humanidad. Culturas destruyendo a otras culturas, el hombre destruyendo al hombre físicamente y a su memoria.

Comments

Anonymous said…
El blog mejora, man
Activo y sigo
RRXXR
Pilar said…
¿por qué?

cuando la primera biblioteca se quemó, se quedó en cenizas parte de la vida que aún no teníamos...

que alguien se lo cuente a mi parte de biblioteconomista... ¿quien salió ganando con el hecho que nosotros (tu, yo, humanidad, sabios, justos e injustos) jamás podamos tener en las manos esos tesoros?

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