Siguen reseñas en España
Aqui la nota de La nueva españa, escrita por Francisco Palacios:
"En los tiempos modernos, los libros impresos se han institucionalizado y universalizado como productos culturales y mercantiles de primer orden. Forman parte de un vasto mundo integrado por bibliotecas públicas y privadas, librerías, círculos de lectores, días, ferias y políticas del libro, poderosas editoriales y distribuidoras... En cualquier caso, de lo que supone el libro de perturbador para el poder político dan cuenta las quemas, los autos de fe, la destrucción masiva de libros como una constante a la largo de la historia. A principios del siglo XIX, el escritor alemán Heine sentenció que allí donde se quemaban libros se acababa quemando a los seres humanos: hubo regímenes políticos que cumplieron ambos objetivos en proporciones aterradoras. En la novela de Ray Bradburg, «Fahrenheit 451» (que es la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde) se describe una perversa utopía en la que tener libros es un delito y leerlos un crimen severamente castigado por las leyes. Y la primera gran destrucción real de libros del siglo XXI se produjo hace ocho años en Irak, en la Biblioteca Nacional de Bagdad, donde fueron saqueados y quemados más de un millón de libros y varios millones de otros documentos escritos. Sobre el tema acaba de reeditarse el magnífico ensayo de Fernando Baéz, «Nueva historia universal de la destrucción de libros».
Sigue:
http://www.lne.es/cuencas/2011/04/25/universo-libros/1065420.html
"En los tiempos modernos, los libros impresos se han institucionalizado y universalizado como productos culturales y mercantiles de primer orden. Forman parte de un vasto mundo integrado por bibliotecas públicas y privadas, librerías, círculos de lectores, días, ferias y políticas del libro, poderosas editoriales y distribuidoras... En cualquier caso, de lo que supone el libro de perturbador para el poder político dan cuenta las quemas, los autos de fe, la destrucción masiva de libros como una constante a la largo de la historia. A principios del siglo XIX, el escritor alemán Heine sentenció que allí donde se quemaban libros se acababa quemando a los seres humanos: hubo regímenes políticos que cumplieron ambos objetivos en proporciones aterradoras. En la novela de Ray Bradburg, «Fahrenheit 451» (que es la temperatura a la que el papel de los libros se inflama y arde) se describe una perversa utopía en la que tener libros es un delito y leerlos un crimen severamente castigado por las leyes. Y la primera gran destrucción real de libros del siglo XXI se produjo hace ocho años en Irak, en la Biblioteca Nacional de Bagdad, donde fueron saqueados y quemados más de un millón de libros y varios millones de otros documentos escritos. Sobre el tema acaba de reeditarse el magnífico ensayo de Fernando Baéz, «Nueva historia universal de la destrucción de libros».
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